“Ya Somos Miles…”

El Foro Del Agua 2018: Un Derecho Humano Amenazado, organizado por El Charco del Ingenio, contiene un mosaico de historias suficientes para reescribir la Constitución mexicana, modificada en varias ocasiones para promover reformas estructurales y la desregulación ambiental en todos los sectores. Grupos de la sociedad civil, abogados, científicos y economistas participaron convencidos de que si bien presenciamos el quiebre del tejido neoliberal, —por su potencia autodestructora— también vemos la gran oportunidad para reconstruir y resignificar a México a partir de sus valores fundacionales. Una pregunta básica a todos los entrevistados sobre qué visión o ideal los mantiene inquebrantables en el desarrollo de sus tareas reconstructivas nos confirma que estamos cambiando de era… transitando de la simple comunicación a la co-creación.

Andres Barreda, economista, representante del Tribunal Permanente de los Pueblos y presidente de la Unión de científicos comprometidos con la sociedad.

OCAS:

¿Qué persigue el Tribunal Permanente de los Pueblos?

En México el crimen del genocidio está reconocido en la Constitución. Pero aquí se violan las leyes y en 60 años no se ha castigado a nadie. Nuestra idea es que junto con los grupos que están demandando por genocidio a los responsables por los crímenes del 68 y demás guerras sucias, también se sumen los grupos que están enfocados en los genocidios del período de Peña Nieto. Estamos hablando de los muertos de Ayotzinapa y muchos otros. A estos, deben sumarse también los genocidios ambientales.

Ya hemos identificado los casos más inmediatos. Hay jurisprudencia y teorías jurídicas muy sofisticadas para penalizar este tipo de cosas. Este es un tipo de genocidio que no ha sido provocado por una sola persona, sino por políticas encauzadas por economistas notables que se preguntan cómo atraer inversiones importantes a México. Una de las medidas es la desregularización de los recursos naturales, de las emisiones, del transporte, de la basura, de la energía… En este caso desregulación es sinónimo de sobreexplotación.

Estamos buscando un impacto en la cultura política en México y que tenga castigos puntuales a los responsables por muerte masiva de personas por envenenamiento ambiental. Es un camino muy largo. Pero vendrá una crisis política en México que nos permitirá, como en 1917, crear una nueva constitución. Ese es el sentido que tienen las luchas morales, éticas y culturales que se mueven en el ambito jurídico.

La idea es que se involucren cientos de miles de organizaciones. El 80 por ciento de los conflictos ambientales en México son del agua. Casi todos los conflictos pasan por el agua.

OCAS

Ante la devastación, tienes una gran esperanza en este Tribunal de los pueblos. ¿En qué se cifra esa esperanza y ese empoderamiento?

En que la gente pelea. La gente nunca ha dejado de pelear en los últimos 50 años. Les dan palo, los reprimen y siguen. México es uno de los pueblos más incansables.

OCAS

¿Con logros visibles?

No, en materia de detención de responsables de masacres no ha habido ningún logro. Pero también el tiempo del que gozan ya se acabó. La creciente ola de movimientos sociales hace evidente la ineficacia del sistema económico por su potencia autodestructiva. El tiempo se les acabó a los defensores del neoliberalismo. Su principal instrumento de seducción y penetración en todas las capas de producción, el Tratado de Libre Comercio, se desploma y pierde el encanto ante las amenazas del Presidente Trump. Estados Unidos ya no es un paraíso y modelo de riqueza para México, y México sólo es un “nido de culebras venenosas” para el presidente tuitero.

OCAS

Eso nos obligará a repensar México como un país autónomo. Además el planeta mismo pondrá un límite a la destrucción masiva de los recursos…

Ese es el problema más fuerte. Ahí es donde apunta el tema del genocidio. La devastación ambiental no va a hablar de miles de muertos, sino de miles de millones. Y eso ya está en curso…

OCAS

Ha de tener un ideal muy poderoso para mantenerse firme en este camino…

¡Creo en el pueblo de México!

Gustavo Lozano, abogado y miembro de Acción Colectiva

OCAS:

¿Si estuviera en tus manos modificar las dinámicas de la comunidad científica, académica y política para resolver los desequilibrios ambientales, por dónde empezarías?

Yo diría que la clave está en la sociedad. No en las estructuras académicas ni políticas. Lo que las organizaciones hemos de fomentar es la conscienciación y la indignación social que nos permita reaccionar para tomar espacios. Me refiero a ocupar espacios de toma de decisión que ahora están colonizados por empresas transnacionales.

Guanajuato es pionero en los Consejos Ciudadanos. En su momento fue una buena idea pero hoy están colonizados por ciudadanos corporativos con intereses partidistas. Las cámaras de cualquier tipo están en esos Consejos. Hoy, incluso en León, este poder está fijado en los reglamentos. Lo vemos en el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León. Su Consejo Ciudadano, —que es directivo—, le ofrece 11 espacios a las patronales; 3 a los regidores del ayuntamaiento, uno a la academia, otro al sector obrero y el restante a la sociedad civil. Ahí se toman decisiones de política pública que no obedecen al interés popular.

¿Dónde veo avances? No podemos hablar de la sociedad como un todo. Están los centros urbanos y las comunidades rurales que suelen tener una visión distinta de lo que es la vida. Se relacionan de otra manera con su contexto. Y yo creo que ahí está la esperanza.

La comunidad científica y académica está realmente cooptada, salvo individuos que han llegado a tener un estatus, como el doctor Víctor Manuel Toledo. Las autoridades les permiten decir cuanta cosa quieran sin que haya repercusiones dentro del espacio donde ellos ejercen. Podemos ver universidades completas que se desplazan del centro izquiera, hacia la derecha. Corren profesores, dejan de implementar ciertas materias e incluso desaparecen carreras. Pero implementan otras que tienen que ver con el mercado y no con lo que la sociedad requiere.

OCAS:

¿Cuáles son los espacios vacíos dónde tú operas?

Nosotros hacemos un uso alternativo del derecho. Hubo una época en que muchos abogados dijimos: El derecho no funciona…Es cierto que esto ha cambiado en los últimos siete u ocho años. A través de rehabilitaciones sociales hemos tenido conquistas jurídicas que hacen posible ilusionarnos con algún tipo de justicia.

Sin embargo, ni siquiera podemos esperar un juego democrático en términos legales de nuestros oponentes de las grandes corporaciones. Cuando sienten que el fallo les va en contra, se desisten de los procesos y los juzgadores se quedan sin material para poder tomar una decisión. No sólo vulneran la dignidad de los pueblos, no sólo pasan por encima de las leyes y del estado, sino que no juegan derecho.

Las vías alternativas son, sin duda, la ruta más larga y compleja y consiste en el trabajo con la gente… los sujetos de la injusticia. Ahí hay mucho por hacer. Son un gran reto y a la vez una oportunidad para crecer. Esos espacios vacíos están creciendo porque la amenaza –ambiental—está a punto de reventar. La tensión social ya llegó a su límite.

OCAS

¿Cuál es tu visión o ideal que te permite seguir avanzando con esperanza y optimismo en el futuro?

Si…a veces se me pone la piel chinita cuando leo algunas sentencias que son poesía pura. Cuando un juez valiente de un lado tiene la Constitución y del otro los tratados internacionales y que además no están en sus despachos encerrados… esas personas existen y me inspiran, aunque cada vez son menos.

Mi ideal es abonarle a esos procesos que concluyan con decisiones que garanticen el porvenir de los pueblos.

¡Eso es lo que me anima!

Víctor Manuel Toledo, doctor en etnoecología y miembro de la Unión de científicos comprometidos con la sociedad.

OCAS:

¿De qué manera liberar a las comunidades científicas de la manipulación corporativa?

Para empezar, hace 10 años un grupo pequeño fundamos La unión de científicos comprometidos con la sociedad. Digamos que representa la conciencia dentro de las comunidades científicas. Porque la ciencia no garantiza necesariamente un aporte para la vida. En términos del agua, el conocimiento científico está siendo cooptado cada vez más por las grandes corporaciones. En los últimos 30 años la ciencia en las universidades públicas se ha visto restringida por los intereses de capital corporativo. Esto sucede a través de donaciones y apoyos financieros. El caso de la biotecnología en México es clarísimo. Ni se diga en Europa, Japón o Estados Unidos donde buena parte de la ciencia se hace para los intereses corporativos. Sobre todo para la producción de armas. Las diez corporaciones que producen armas tienen cerca de 100 mil científicos trabajando para la destrucción.

Lo que yo haría es introducir esta discusión en las comunidades científicas. En la medida en que la ciencia va madurando y creciendo en un país, se va industrializando y perdiendo su conciencia ética. En México, por la juventud del campo científico todavía hay sectores muy respetables. Influenció mucho el 68. Como hubo un movimiento de universidades y buena parte de los que estudiábamos en aquella época adquirimos conciencia, hoy en día también hay una ciencia para la sociedad, más allá de las manipulaciones del sistema.

OCAS

¿Dónde percibes mayores avances dentro de los espacios vacíos que permiten un rango de libertad?

En el caso de la producción de alimentos es clarísimo. No hay más que dos modelos en el mundo. El modelo agroindustrial cooptado por las corporaciones con grandes maquinarias y la agroecología. En este rubro vamos avanzando y vamos a ganar la batalla. En América Latina hay una verdadera revolución. Podemos hablar de miles de productores trabajando en la agroecología y en nuestros congresos participan hasta 6 mil productores. Por eso estamos tan molestos cuando vemos que el candidato de la izquierda en México nombra al rey de Monsanto como posible ministro de agricultura.

OCAS

Es evidente que las autoridades no gobiernan por sí mismas sino que operan bajo las órdenes de las corporaciones internacionales. Por ello la importancia de los espacios vacíos donde la sociedad encuentra un respiro para dar soluciones a los desequilibrios ambientales.

El otro tema en donde hay cada vez mayores avances es el de la energía. Dentro de las ecotecnologías reconozco el trabajo de los ingenieros con conciencia. En México ya tenemos los calentadores y celdas solares, la captación de agua de lluvia y la última gran noticia es que se acaba de abrir en Orizaba, hace dos meses, el primer centro de celdas solares para comunidades marginadas. Y como ese… hay más ejemplos.

OCAS

¿Y cuál es tu ideal en particular que te mantiene firme en el camino de la esperanza?

América Latina es hoy la región más esperanzadora del mundo. En ninguna parte está sucediendo lo que sucede aquí y en el resto de latinoamérica. México es un país muy especial porque su legado histórico, el tema campesino y la Revoución del siglo XX ha dado lugar a que la mitad del territorio sea propiedad social. Hay una tradición de lucha y de resistencia muy importante. Veo la esperanza en los proyectos de ecoturismo y de manejo de bosques y selvas. No creo mucho en la opción electoral pero hay que jugar con ella…, aunque el movimiento ciudadano es el que lleva el verdadero peso.

Juan Carlos Zesati, párroco de la comunidad de San Cayetano

OCAS

¿Cómo se empezó a construir el tejido social de la comunidad para trabajar de manera solidaria? ¿Cómo se liberaron del miedo para tomar decisiones y actuar?

Un primer paso, —desde el punto de vista del que se acerca a la comunidad para enfrentar el tema de la escacez y contaminación del agua— es confiar en la comunidad misma. Las comunidades en México tienen una gran reserva de sabiduria, quizas adormecida por verse abrumados. Pero ya hay esa capacidad. Una comunidad funciona por su solidaridad.

Otro punto importante es hacerles sentir que necesitamos de ellos para poder ofrecerles soluciones y otra manera de vivir. Si es cierto que hay fuerzas que van en sentido contrario… como las supuestas ayudas y programas sociales del gobierno. Fragmentan el tejido social que se encamina hacia la participación y los acuerdos.

A partir de esa confianza un tercer paso es tener paciencia para avanzar poco a poco. No son soluciones rápidas que se aplican inmediatamente. Debe haber un proceso de valoración y asimilación por parte de la comunidad que lo ligamos a la construcción de las cisternas de cosecha de agua de lluvia. La gente se suma al proceso poco a poco. Se suma el que quiere. Ellos mismos se van sintiendo atraídos porque el proyecto les resulta útil para generar vida. Y esto va ligado a un proceso de reflexión, de información y de comunicación con otras comunidades que tienen problemas similares. Mensualmente organizan sesiones donde van representantes de las comunidades y siempre hay una primera parte formativa. Con el conocimiento se van empoderando. El peligro está en ofrecerles solamente la solución técnica. El reto es que la gente entienda las causas y ellos decidan cuáles son las soluciones.

La misma emergencia de escacez y contaminación del agua provoca la unión. La realidad tan dura que viven hace que surja el interés de la comunidad. Es como una semilla que crece.

Nosotros le hemos dado prioridad al trabajo civil aunque hay instituciones privadas y fundaciones que han aportado ayuda, así como algunos programas de gobierno. Las instituciones públicas son difíciles, sobre todo cuando la población tiene ya la información y formación en sus manos y se empieza a organizar. Es cuando las autoridades ya no pueden ocultar la verdad. Estamos en ese punto en la Cuenca de la Independencia… cada vez hay mayor conciencia en la gente gracias a los talleres con científicos de la UNAM y de CATIS (hoy Caminos del agua).

OCAS

Usted insiste en una fuerza espiritual que se desarrolla paralelamente a este proceso. ¿Cómo lo fomenta?

Construir una cisterna conlleva una fuerza espiritual de fondo. Porque implica ayudar a otros. Es ver en el otro a un hermano. Hablo de solidaridad y fraternidad. Y esto los sostiene en el camino. La motivación de fondo es la unión y el derecho humano a la vida.

El trabajo que se ha hecho nos da mucha esperanza. Son muchísimos problemas de todo tipo que agrupan a la comunidad y aunque eso puede hacerlos sentir en estado de indefensión, los obliga a organizarse. Así se formó la agrupación Comunidades unidas por la vida y el agua. Es una red de comunidades rurales y la fuerza viene de la misma base para denunciar los desequilibrios que padecen.

La solución viene desde abajo, de los pobladores y nosotros vamos a vencer al igual que David venció a Goliat. Utilizó piedras para ganarle al gigante. Sin embargo, ¡esas piedras iban cargadas de la fe en el espíritu!

Las mujeres líderes de Comunidades unidas por la vida y el agua.

María Luz Torres Villanueva:

Vengo de la comunidad Virgen de Guadalupe. Tengo tres años que entré al grupo para formarme y conocer los problemas. Ahí me di cuenta de la mala calidad del agua que estamos tomando. Ahí vemos la necesidad de trabajar unidos y fortelecernos unos con otros. Se necesita. Por eso estamos aquí en este Foro. Somos doce mujeres de diferentes comunidades enfocadas en los mismos problemas. Ya estamos muy concientes de lo que sucede y trabajamos con la comunidad para informarles a todos. Muchos no quieren creer que hay un problema. Nuestro trabajo es instalar sistemas de captación de agua de lluvia y grupos como Cedesa, Club Rotarios, Caminos del agua y Codesi nos han apoyado mucho. También científicos de la UNAM.

Angela Pérez:

Vengo de la comunidad de Los Plátanos. Igual hemos andado juntas, con altas y bajas pero a fuerza de unión vamos avanzando. Pedimos más cisternas a los grupos que nos apoyan. A veces vamos con las autoridades pero no nos hacen caso. Gracias a las reuniones que hemos tenido encontramos las palabras para pedirles lo que necesitamos. Y defendernos.

Doña América:

Yo vengo de la comunidad de San Cayetano. Gracias al padre Zesati y a María Luz Villafuerte me di cuenta del problema del agua. Y de lo importante de tener una cisterna para agua de lluvia. El padre y Luz metieron papeles en la Presidencia de San Luis de la Paz para que nos apoyen con más cisternas. Tanto se han movido que ahorita las autoridades ya nos escuchan.

Cuando escuché la primera vez que había un problema con el agua sentí mucha tristeza. El agua afectó mi primer embarazo. Uno dice: ¿por qué mi abuelo y gente de antes no se enfermaba igual que uno? Que nos duele la cabeza y el cuerpo. Pero ahora comprendemos. Y estamos trabajando para dejar a nuestros hijos y nietos un futuro mejor. Nosotros no tendremos herencia material, pero una herencia del agua que es vida es lo mejor que les podemos dejar.

Rosalía Pérez Alvarez:

Soy de Terreros de la Concepción y el problema que tenemos desde hace 25 años es que el agua tiene arsénico y fluoruro. Marcos Adrián Ortega de la UNAM vino para hacer un estudio. Muchos no hicimos caso porque tenemos agua, pero no es agua limpia. Nuestros hijos están sin dientes. Nuestros ancianos están malos de sus articulaciones. Ha habido muertes por insuficiencia renal. Es tristísimo.

Nosotros todavía no tenemos cisternas y estamos en el grupo porque andamos en la necesidad de que nos regalen cisternas. No tenemos dinero para pagar pero tenemos a la famlia dispuesta a trabajar y apoyarnos en grupo. Ahora nos reunimos con el señor cura y María Luz. Nos están ayudando. Somos bastantes… en total 18 comunidades. Estamos hablando de miles de personas que se han unido a este movimiento. Tenemos que armarnos espiritualmente para seguir adelante. Nos da paz y confianza en que va a caer la lluvia. En mi casa ni pisos tengo pero yo quiero agua del cielo.

Angela Pérez:

Nosotras somos amas de casa, albañiles, madres…sabemos hacer de todo. Además, gracias a las organizacioes, se nos dio un diplomado de seis meses. Gracias a esos talleres nos podemos defender. Ahora sabemos de cuál agua podemos tomar. Los que no quieren cisternas nos critican porque dicen que son “monos blancos” que no se ven bien. Ellos tienen dinero y la potabilizadora en la mano. También ya me eché mi primer pleito con el que surte el agua de garrafones. Se enoja porque ya no le compro. ¿Para qué si tengo mi cisterna?