Un Plan de Manejo Integral resolvería no sólo el problema de las descargas de aguas negras residenciales en el vaso contenedor de la presa, sino el avance de la deforestación, la erosión y la contaminación del agua por otras causas como son el ganado y la presencia cada vez mayor de visitantes. Debido al cierre temporal de la Presa Allende por la contingencia sanitaria, la población necesitada de áreas verdes se refugia ahora en los espacios no regulados por el municipio.

Es evidente que por la importancia y el atractivo de este humedal para la vida humana y silvestre —donde se asienta la comunidad de Santa Teresita de Don Diego— se requiere de algo más que una denuncia por escrito al SAPASMA (Sistema de agua potable y alcantarillado de San Miguel de Allende) para garantizar el equilibrio ecológico del sitio. Las demandas de la comunidad tendrían incluso mayor peso ante las autoridades —y más probabilidades de éxito con los desarrolladores— si la salud de los arroyos de la microcuenca Santa Teresita de Don Diego se integra a una restauración integral de la zona. Estos arroyos provienen de la serranía de Picachos permitiendo históricamente el aprovechamiento del agua limpia y fresca. Sin embargo, a partir de la aparición de los fraccionamientos La Parroquia, Atrio, San Angel y el Secreto, —sin contar con plantas de tratamiento o sin capacidad para contener los desechos residuales—, la contaminación se ha incrementado hasta alcanzar niveles intolerables, según lo dicho por los delegados y comisariados del ejido que se han acercado a las autoridades del SAPASMA.

Por otro lado, gracias a la presencia de grupos ambientalistas como Salvemos Río Laja esta coyuntura debe aprovecharse para valorar a la presa de la Cantera en su contexto ecológico. Para Agustín Madrigal, uno de los involucrados en proponer una solución permanente a la vulnerabilidad de la zona, un plan ideal de manejo integral debe involucrar a la federación —Conagua— al estado de Guanajuato, al municipio de San Miguel de Allende, al ejido, a las poblaciones aledañas, a las grupos de la sociedad civil e incluso a los desarrolladores de los conjuntos habitacionales. “Si este humedal ya presenta daños por sobrepastoreo, deforestación y erosión, otro gran riesgo”, dice el director de Salvemos Río Laja, “es que durante la temporada de lluvias se azolve la presa por el acarreo de los suelos. La presa en sí misma es un contenedor de inundaciones cuando el agua que escurre de los Picachos queda retenida en el vaso captador.”

Por todo lo anterior, próximamente se propondrá una reunión con la mesa directiva de la asamblea del ejido para plantear la problemática del humedal y la solución integral de las amenazas visibles a simple vista. “Aquí abrevan los animales domésticos: vacas, chivas, borregos. Es de gran importancia para la fauna silvestre como armadillos, mapaches, zorrillos. Es receptor de aves acuáticas locales y migratorias. Si el sitio se contamina las aves también y puede haber mortandad. Los peces como alimento de la comunidad también se contaminan”.

El problema de la contaminación del agua se acentúa cuando el animal doméstico y ganado abrevan y excretan directamente en el sitio. Es responsabilidad de la comunidad, por tanto, disponer de abrevaderos especiales para el ganado. A esto se agrega el aumento de visitantes que ingresan todas las noches a beber alcohol dejando basura y haciendo sus necesidades ahí mismo.

Regular las zonas recreativas de la presa de la Cantera es ya un reclamo de las familias vecinas. Éstas se han visto obligadas a recoger la basura que se acumula día a día y en ello participan niños que ponen en riesgo su salud “porque ahí encuentras de todo”. Un Plan de Manejo Integral definiría, por tanto, no sólo qué partes restaurar y reforestar, sino cuáles serían las zonas para el ganado y cuáles para las actividades recreativas reguladas.

La promotora socio-ambiental Jalil Aragón, también involucrada con la comunidad de Santa Teresita de Don Diego va incluso más allá de lo propuesto arriba. Considera que independientemente de que las autoridades detengan las descargas residuales en la presa de la Cantera, —según algunos pobladores ya se detuvo la descarga— llegó la hora de que cada individuo se haga responsable de su propios desechos.

“Antes de adquirir una propiedad cada quien debería preguntarse ¿dónde está la casa que voy a comprar? ¿Tiene biodigestor? ¿Tengo que construir mi propio biodigestor? ¿Tiene sistema de captación de agua de lluvia?” Son exigencias mínimas que toda persona responsable debe hacerse a sí misma y a los desarrolladores. “Ésta sería la solución de raíz a los problemas planteados”.

A mayor información, mayor responsabilidad. Jalil concluye que “somos la suma de todos” y no podemos permitir que una sola persona u organismo tome las decisiones por la comunidad entera.

La petición de los ejidatarios a SAPASMA con fecha 21 de julio en el sentido de que “se impida cualquier tipo de asentamiento urbano que no garantice la responsabilidad sobre las emisiones de aguas residuales en los arroyos de la microcuenca” es sólo un primer paso. La garantía de éxito reside en acciones mayores que involucran a toda la comunidad. El Plan de Manejo Integral va en ese sentido.