“Es más fácil crear niños fuertes que reparar hombre rotos”, me dijo José De Anda Pérez durante una visita al Ejido de Doña Juana. Ahí se llevan a cabo obras de rehabilitación para la conservación de suelos, agua y biodiversidad. Pensé que la frase de José aplica también al medio ambiente. Es más fácil conservar los suelos que reparar lo que ha sido devastado por la erosión.    

Coincidimos ese día porque Henry Miller nos invitó a conocer un impresionante rescate de suelos de la sub-cuenca Támbula- Picachos de San Miguel de Allende. Vimos barreras de piedra acomodada y zanjas en las laderas de los lomeríos. Son acciones que retienen los sedimentos hacia las pequeñas represas en época de lluvias. Con esto se detiene el azolvamiento de los cuerpos de agua locales.

José pertenece al club de jóvenes Rotaract, —Rotary in action— que se dedica al voluntariado en sectores donde más se requiere de voluntades dispuestas a cambiar el mundo. Fue invitado por el director de El Maíz más pequeño, que coordina estas obras junto con Cuerpos de Conservación de Guanajuato A.C. Miller nos hace entender, con su palabra y acción, que un suelo duro, compactado, desnudo de biodiversidad es un suelo que ha perdido sus nutrientes, su porosidad para infiltrar el agua de lluvia al acuífero. Caminamos por los senderos del ejido hasta las barreras de piedra que no sólo sirven para detener el escurrimiento de los suelos sino para concientizar a las comunidades, generando alternativas sobre cómo queremos vivir en esta cuenca. A José y a mí nos queda muy claro que la transición hacia prácticas regenerativas es lo único que nos queda para revertir el deterioro ambiental.

Una de las tareas del Club Rotaract es precisamente esa. José me ha comentado que el año pasado colaboraron con la Dirección de Medio Ambiente y Sustentabilidad de SMA para sembrar 400 mezquites en la comunidad de Guanajuatito. Participaron 40 jóvenes voluntarios. En las regiones más áridas el mezquite es un excelente controlador de las erosiones y tiene la capacidad de fijar el nitrógeno atmosférico al suelo mejorando su fertilidad y proporcionando alimento y refugio a la fauna silvestre. Desde tiempos precolombinos se sabe que el mezquite contiene un altísimo grado de nutrientes, además de restaurar la fertilidad de las tierras degradadas.

Para José es de vital importancia crear campañas de concientización y de acción para involucrar a niños y jóvenes en estas acciones. “Ellos serán los más afectados de aquí a 20 años, si no antes, en caso de que no hagamos nada”. Generar recursos para apoyar estos esfuerzos como los que vimos en el Ejido de Doña Juana cabría perfectamente dentro de sus posibles proyectos. La visita a la sub-cuenca Támbula-Pichachos “te abre el panorama y te hace ver la necesidad de estas prácticas. Los jóvenes tienen mucho interés en cambiar su entorno”, comenta José. “Sólo necesitan más información de cómo sumarse a las asociaciones civiles que aceptan la colaboración de externos.”    

El Club Rotaract también fomenta la lectura. Han donado bibliotecas a escuelas rurales que las solicitan. Se suman a las campañas de recaudación del Club Rotario SMA y Club Rotario Midday, participan el Día de Muertos con ofrendas a los inmigrantes caídos en su intento por cruzar la frontera por una vida mejor.    

El sueño de José es educar en todo sentido, especialmente en temas ambientales y de salud. Cree en los valores de convivencia. Apoyar a otros, sean adultos mayores, jóvenes o niños “te abre al conocimiento”. Y cuando alguien se suma para hacer algo positivo, “se nota la felicidad”. La gente que se apunta para ofrecer un servicio es porque tiene ganas de cambiar el mundo.    José reconoce que el gobierno municipal tiene muchas iniciativas para atender a diferentes sectores de la población pero manos siempre faltan. Información siempre falta. “Necesitamos más personas involucradas para cambiar el tejido social. El cambio viene desde adentro, de tu percepción de cómo está el entorno y cómo mejorarlo.”  

Rotaract o Rotary in action nació en 2015 como iniciativa del Club Rotario SMA. Actualmente tiene 7 socios activos y dos jóvenes de intercambio, una de Polonia y otra de Alemania. “Para nosotros es importante que los jóvenes de SMA sepan que pueden acudir a nuestro club para bajar sus proyectos. Quisiéramos que 50 mil jóvenes se sumaran a nuestros iniciativas. Porque no todo se resuelve con dinero. Nosotros ofrecemos mano de obra, capacitaciones, concientización. Escuchamos el entorno. Somos una red de buenas voluntades.”